Norden
Consejo Nórdico, 2015 —
Varios informes y estudios publicados en los últimos años han sido unánimes al afirmar que los habitantes de los países nórdicos son los más felices. De hecho, en las últimas ediciones del ‘Informe Mundial sobre la Felicidad’ de las Naciones Unidas, del ‘Índice de Vida’ de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y del ‘Índice de Progreso Social’ de The Social Progress Imperative, los países nórdicos se clasifican sistemáticamente entre los diez primeros del mundo.
Sin embargo, tanto la felicidad como el silencio son conceptos genéricos, subjetivos y multidimensionales. Cada uno de nosotros tiene una percepción diferente de lo que es la felicidad; lo interpretamos y entendemos de forma distinta. Meik Wiking, director ejecutivo del Happiness Research Institute, compartió esta reflexión cuando se le preguntó sobre la paradoja y la correlación entre los países felices y sus altas tasas de suicidio:
“Cuando los músicos ven notas musicales, pueden escuchar esa música en su mente. A mí me pasa lo mismo cuando miro los datos de felicidad. No escucho música, pero escucho los reconfortantes sonidos de vidas bien vividas. Escucho el sonido de la alegría, el sentimiento de conexión y el sentido del propósito. Pero también escucho un silencio. Escucho el silencio de aquellas personas que sentían que la vida no valía la pena. Y temo que su silencio pueda ser el lado oscuro de nuestra felicidad. Es más difícil ser infeliz en una sociedad feliz “