Islandia es tierra de leyendas paganas y paisajes únicos llenos de misterio. Volcanes, géiseres y glaciares conviven de forma inusitada para dar forma a la segunda isla más grande de Europa. Sin embargo, debido a su particular demografía, la llamada “tierra de hielo y fuego” se siente especialmente vacía. Con una población total de 364.143 habitantes y sólo 3 personas por kilómetro cuadrado, Islandia es el país con menor densidad demográfica de todo el continente.

Todo esto provoca que los entornos y escenarios de este territorio insular parezcan sacados de un cuento de hadas; el lugar idóneo para que habiten los huldufólk, la denominada “gente oculta”. En el folclore tradicional islandés existe una fuerte y arraigada creencia en estos seres mitológicos –ya sean elfos, duendes o trolls–; protectores de la naturaleza que condicionan la existencia de los habitantes de la isla. Los niños con síndrome de Down o con Trastorno del Espectro Autista muestren una conexión especial con la naturaleza, como si ellos realmente pudieran tener acceso a ese mundo fantástico negado al resto de los mortales. Ambos son, a su vez, colectivos minoritarios que a lo largo de la historia han sido víctimas de una severa exclusión e invisibilización social, convirtiéndolos también a ellos en “gente oculta”.

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