Tierra Verde

Colombia, 2016

El problema de la tenencia de la tierra en Colombia es el conflicto más antiguo del país. La lucha por el control de la riqueza y el derecho a la explotación de sus recursos es una disputa vigente que se manifiesta de distintas maneras según la región.

Muzo y los municipios del Occidente de Boyacá han atraído  desde hace décadas a decenas de miles de personas de otros lugares de Colombia que se instalan en la región con la esperanza de encontrar la preciosa piedra verde bajo el subsuelo boyacense. La mayoría trabaja en las minas y otros intentan subsistir “guaqueando” en la “quebrada” del río Minero. Si encuentran una esmeralda, podrán comprar una casa, abrir un negocio, viajar e incluso retirarse para siempre. 

El control de las esmeraldas pertenece a unos pocos: los propietarios y accionistas de las minas. Éstos dominan el negocio en una región donde históricamente el Estado no ha tenido presencia. Desde finales de los años cincuenta hasta el año 1992, se sucedieron en el Occidente de Boyacá una serie de sanguinarios enfrentamientos entre esmeralderos. El más conocido fue Víctor Carranza, “el zar de las esmeraldas”, alias El Patrón, el cual acabó siendo propietario de miles de hectáreas de tierra en Colombia. Una época en la que los ejércitos particulares de estos empresarios frenaron la incursión de las FARC en la región, plantando una de las simientes del futuro paramilitarismo en Colombia.

El embrujo verde

Hace cuarenta años los llamados barequeros (o guaqueros) se congregaban por miles y a diario en la quebrada con la esperanza de que bajo esa tierra oscura surgiera la piedra que les sacaría de la extrema pobreza. Ahora son unas pocas decenas, ya que las leyes medioambientales prohíben tirar la tierra sobrante del subsuelo de las minas al río. 

Esta práctica irresponsable con los ecosistemas, e irrespetuosa con el futuro de las regiones mineras, ha tenido lugar sin control a lo largo de la historia en todas partes del mundo desde que el hombre comenzara a excavar la tierra para extraer sus riquezas. Una huella indeleble que en el Occidente de Boyacá llegó a arrasar montes enteros empleando maquinaria pesada. 

Los guaqueros surgieron al amparo de una actividad no regulada y perjudicial para el medioambiente, en perfecta simbiosis a lo largo de los años con la minería, las empresas y los propietarios de las mismas. Este colectivo en peligro de extinción vive en asentamientos sin agua corriente en los arrabales de los montes que rodean la quebrada. Hoy día en Colombia, muchas minas siguen ignorando la legislación vigente en beneficio propio, de lo cual se benefician aquellas personas que llevan decenas de años dependiendo exclusivamente de las sobras de sus excavaciones.

Fotógrafo y barequero

Entre los meses de junio y agosto de 2017, OAK realizó un exhaustivo seguimiento del viaje que realiza la esmeralda en Colombia, desde el interior de la tierra hasta las casas de subasta en Bogotá, conociendo a todos los actores que interactúan con ella y siendo testigos de cómo oscila su valor en función de las manos que la compran y la venden. Es el caso de José Maecha, fotógrafo y barequero, quién compartió con Javier Corso uno de los escasos archivos fotográficos sobre la vida en la región minera a finales del siglo pasado.

Carranza, el último de los grandes líderes esmeralderos, murió en abril del año 2013 y su principal mina —Puerto Arturo (Muzo)— fue vendida a la multinacional extranjera Minería Texas Colombia (MTC), que cuenta con una fuerte oposición por parte de algunos mineros de la región. Lo mismo pasa con los guaqueros, quienes ven en su mayor obediencia a las leyes medioambientales un peligro para su subsistencia.

Creadores de Conciencia

Una selección de fotografías de este proyecto forma parte de la exposición colectiva “Creadores de Conciencia”, comisariada por Chema Conesa y Juan Manuel Castroprieto, que reúne el trabajo de cuarenta destacados fotoperiodistas. La muestra, auspiciada por DKV Seguros, ha podido verse en algunos de los centros de la imagen más importantes de España, como son el Palau Robert (Barcelona), el Círculo de Bellas Artes (Madrid) o La Lonja (Zaragoza).

El reportaje ha sido publicado en distintos medios nacionales e internacionales, entre los cuales destaca su aparición en la revista alemana GEO o el medio digital AlJazeera.

Tierra Verde

Colombia, 2016

El problema de la tenencia de la tierra en Colombia es el conflicto más antiguo del país. La lucha por el control de la riqueza y el derecho a la explotación de sus recursos es una disputa vigente que se manifiesta de distintas maneras según la región.

Muzo y los municipios del Occidente de Boyacá han atraído  desde hace décadas a decenas de miles de personas de otros lugares de Colombia que se instalan en la región con la esperanza de encontrar la preciosa piedra verde bajo el subsuelo boyacense. La mayoría trabaja en las minas y otros intentan subsistir “guaqueando” en la “quebrada” del río Minero. Si encuentran una esmeralda, podrán comprar una casa, abrir un negocio, viajar e incluso retirarse para siempre. 

El control de las esmeraldas pertenece a unos pocos: los propietarios y accionistas de las minas. Éstos dominan el negocio en una región donde históricamente el Estado no ha tenido presencia. Desde finales de los años cincuenta hasta el año 1992, se sucedieron en el Occidente de Boyacá una serie de sanguinarios enfrentamientos entre esmeralderos. El más conocido fue Víctor Carranza, “el zar de las esmeraldas”, alias El Patrón, el cual acabó siendo propietario de miles de hectáreas de tierra en Colombia. Una época en la que los ejércitos particulares de estos empresarios frenaron la incursión de las FARC en la región, plantando una de las simientes del futuro paramilitarismo en Colombia.

El embrujo verde

Hace cuarenta años los llamados barequeros (o guaqueros) se congregaban por miles y a diario en la quebrada con la esperanza de que bajo esa tierra oscura surgiera la piedra que les sacaría de la extrema pobreza. Ahora son unas pocas decenas, ya que las leyes medioambientales prohíben tirar la tierra sobrante del subsuelo de las minas al río. 

Esta práctica irresponsable con los ecosistemas, e irrespetuosa con el futuro de las regiones mineras, ha tenido lugar sin control a lo largo de la historia en todas partes del mundo desde que el hombre comenzara a excavar la tierra para extraer sus riquezas. Una huella indeleble que en el Occidente de Boyacá llegó a arrasar montes enteros empleando maquinaria pesada. 

Los guaqueros surgieron al amparo de una actividad no regulada y perjudicial para el medioambiente, en perfecta simbiosis a lo largo de los años con la minería, las empresas y los propietarios de las mismas. Este colectivo en peligro de extinción vive en asentamientos sin agua corriente en los arrabales de los montes que rodean la quebrada. Hoy día en Colombia, muchas minas siguen ignorando la legislación vigente en beneficio propio, de lo cual se benefician aquellas personas que llevan decenas de años dependiendo exclusivamente de las sobras de sus excavaciones.

Fotógrafo y barequero

Entre los meses de junio y agosto de 2017, OAK realizó un exhaustivo seguimiento del viaje que realiza la esmeralda en Colombia, desde el interior de la tierra hasta las casas de subasta en Bogotá, conociendo a todos los actores que interactúan con ella y siendo testigos de cómo oscila su valor en función de las manos que la compran y la venden. Es el caso de José Maecha, fotógrafo y barequero, quién compartió con Javier Corso uno de los escasos archivos fotográficos sobre la vida en la región minera a finales del siglo pasado.

Carranza, el último de los grandes líderes esmeralderos, murió en abril del año 2013 y su principal mina —Puerto Arturo (Muzo)— fue vendida a la multinacional extranjera Minería Texas Colombia (MTC), que cuenta con una fuerte oposición por parte de algunos mineros de la región. Lo mismo pasa con los guaqueros, quienes ven en su mayor obediencia a las leyes medioambientales un peligro para su subsistencia.

Creadores de Conciencia

Una selección de fotografías de este proyecto forma parte de la exposición colectiva “Creadores de Conciencia”, comisariada por Chema Conesa y Juan Manuel Castroprieto, que reúne el trabajo de cuarenta destacados fotoperiodistas. La muestra, auspiciada por DKV Seguros, ha podido verse en algunos de los centros de la imagen más importantes de España, como son el Palau Robert (Barcelona), el Círculo de Bellas Artes (Madrid) o La Lonja (Zaragoza).

El reportaje ha sido publicado en distintos medios nacionales e internacionales, entre los cuales destaca su aparición en la revista alemana GEO o el medio digital AlJazeera.

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D.OAK es una publicación anual que recopila los proyectos desarrollados por OAK STORIES como agencia y productora de proyectos documentales.Esta serie de coleccionables buscan poner en común nuestra experiencia como documentalistas con los lectores que alguna vez se hayan preguntado cuál es el relato detrás de la historia. Una fórmula para que el público conozca esta profesión y lo que nos hace únicos. Nuestra Denominación de Origen.

Proyectos: Essence du Bénin © 2015 & Tierra Verde © 2016
Testimonios: Lautaro Bolaño, Neus Marmol, Arianna Giménez, Javier Corso, Wayra Ficapal & Alex Rodal
Año de publicación: 2017
Serie: XXX/300 u.
Páginas: 58 pag.
Tamaño: 30 x 23 cm
Papel: Munken Print White 300 gr. + 150 gr.

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